Gerda Taro en el frente. Por Rober Capa. |
El Fotoperiodismo, la Fotografía en general, no están exentos de cometer torpezas. Especialmente si está en juego el pasar a la Historia, la credibilidad internacional, el prestigio de haber hecho la primera fotografía en cualquier acontecimiento.
De esta forma, hay controversia en torno a si la primera fotografía fijada se la debemos a Joseph Niépce, con la primera fotografía de la Historia fechada en 1827; cuestión que parece clara, pero que, a su vez, deja en el tintero a todos aquellos personajes que, con menos suerte, intentaron hacer lo mismo mucho antes. Como por ejemplo, los científicos Thomas Wedgwood y Humphry Davy, quienes aplicaron las sales de plata para oscurecer, pero no pudieron fijar la imagen obtenida.
Punto de vista desde la ventana de Gras. 1827, Niépce. |
No obstante, la ¿justicia? tampoco acompañó a Niépce, ya que no pudo gozar de tal reconocimiento, sino que fue Louis Jacques Daguerre quien vendió la idea al Gobierno francés en 1839. Pero estos dos caballeros no fueron los únicos preocupados por grabar la imagen fotográfica, sino que, en distintos lugares y en momentos más o menos simultáneos, varias personas luchaban por hallar ese método. Por ejemplo, el británico Henry Fox Talbot, quien goza, no obstante, del reconocimiento de hallar el modo de fijar la imagen en papel.
Estos problemas giran en torno al inicio de la fotografía. Pero como hemos señalado, el Fotoperiodismo no está exento de ciertos dilemas. Uno que nos interesa de modo especial es el enigma que gira en torno a Gerda Taro.
Probablemente poca gente haya oído hablar de ella. Nosotras ni la conocíamos hasta que se comentó en clase que, Robert Capa (quien sí que no necesita casi presentación), tenía una compañera que participaba en sus reportajes. También fotoperiodista.
El caso es que cayó en nuestras manos el documental "La sombra del Iceberg", distribuido por Dacsa Produccions. Y es que el debate en torno a la fotografía realizada en 1936 por Robert Capa de la muerte de un miliciano del bando republicano, en la Guerra Civil española, ha continuado hasta la actualidad.
Muerte de un miliciano, 1936, España. Robert Capa. |
En este documental se plasma cómo, al tirar del hilo, se demostró que Robert Capa fue el producto de la conjunción entre André Friedmann, húngaro, y Gerta Pohorylle, alemana. Esta pareja de fotógrafos decidió, para aumentar el precio y el prestigio de sus imágenes, crear una marca, un sello de distinción. Y crearon a un fotorreportero norteamericano, veinteañero, amante del peligro y cuyo lema era que, si una fotografía no era lo suficientemente buena, era porque no te habías acercado lo suficiente.
Gerta cambió su nombre por el de Gerda Taro, y decidió acompañar a Friedmann en su carrera como Capa. De esta forma, ambos dispararon bajo el sello de Robert Capa. Es más, hay teorías que afirman que la fotografía del miliciano la hizo Gerda. Pero la fama y el éxito han sido atribuidos a André.
Sin embargo podemos afirmar que Gerta fue valorada por su talento. Su carrera profesional pasa por desarrollarse al lado de Capa, pero ella ya trabajaba para María Eisner, co-fundadora de la agencia Magnum, en París.
Batalla de Brunete, 1937. Gerda Taro. |
Años más tarde, y en parte gracias a la ayuda de Ted Allan, Gerta conseguirá publicar su reportaje más importante, en torno a la toma de Brunete por los republicanos.
Su trabajo comienza a ser admirado, más allá de la sombra que Capa proyectaba. Poco después de esta publicación, y tras hacer un reportaje de los ataques en el frente, un tanque choca contra el coche en el que ella iba y Gerta muere. Unos días antes de morir, y tras ser preguntada por el conflicto bélico, Gerda pronunció una frase lapidaria: "Cuando piensas en toda esa gente que conocimos y ha muerto en esta ofensiva, tienes el sentimiento de que estar vivo es algo desleal".
Fotografías de Gerda Taro:
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