WEEGEE Y LA IMPORTANCIA DE SER EL PRIMERO

Una de las máximas que se adhieren al concepto de fotoperiodismo, es la premisa de ser el primero, estar en el lugar de la acción antes, incluso, de que algo ocurra. Pues bien, si hay alguien que cumplió esto a rajatabla, fue el austro-húngaro Arthur Fellig (1899-1968), quien cambió su nombre por el pseudónimo de Weegee, precisamente porque este nombre, fonéticamente en inglés se asemeja a la palabra Ouija.



Y es que, Weegee, llegaba a la escena de un crimen incluso antes que la policía. De hecho, ya en 1938, era el único footoperiodista acreditado para llevar una radio con la frecuencia de la policía de Nueva York. Su obra, pues, refleja una ciudad sangrienta, violenta, pero también con un cierto toque de humor negro (muy negro). Tanto gustó su obra fotográfica, muy acorde a esa estética americana de los años de la Gran Depresión, que también lo llamaron de Hollywood, donde actuó, co-escribió guiones y participó en la dirección fotográfica de diferentes filmes. Un director con el que colaboró especialmente fue Stanley Kubrick.

Su pasión fue su vida, y aportó al fotoperiodismo una nota de originalidad y espontaneidad que han sido influencia de muchos profesionales. También podríamos decir que, en su afán por ser el primero, llegó a rayar la excentricidad: se montó su propio cuarto oscuro de revelado en el maletero de su coche y, con una técnica particular, revelaba en el momento sus negativos. Siempre en blanco y negro. Además, no fue nada perezoso: innovaba en la técnica de la cámara fotográfica, con distintos mecanismos que le permitían disparar más rápido, o con lentes de plástico que desfiguraban la imagen. Una de éstas usó para retratar a Marilyn Monroe, quien aparece totalmente irreconocible por su desfiguración.

En definitiva, fue un personaje peculiar, cuyo lema era: "Lo que es anormal para ti, es normal para mí". Su afinidad para retratar lo más característico de cada persona dota a su obra de una gran naturalidad. Sus personajes, aparte de capos y asesinos, víctimas y verdugos, fueron prostitutas, mendigos, borrachos... y también, como hemos visto, celebrities. Toda una vida que fue llevada al cine por Howard Franklin en 1992 en "El ojo público", en donde Joe Pesci interpreta un personaje basado en Weegee. Muy recomendable.